sábado, 16 de junio de 2012

(ES MI PALABRA)



Juro que no he perdido
la esperanza.

Todo es posible
hoy
desde mis ojos.
Todo lo que no encuentro,
todo lo que no alcanzo,

hoy,
-lo juro, sí-
será palabra.

(***)

Palabra dicha,
palabra instante donde cabe
                                   la vida.

Palabras dios
sobre todas las cosas

             para los que son fieles
             por encima de todo;
             para los que surcaron mi niñez
             con carabelas demócratas y aviones de cuartilla;

(***)

para los que promulgan diluvios
y se mojan.
Los que son tan hermosos, tan nuestros
como los años que no vuelven;
los que plantan cipreses en los huesos de Roma,
los que impulsan trirremes en las charcas
del sábado
los que sueltan medusas en los mitos del Tíber;

los que nos pintan puentes naïf y carruajes vistosos
en el inevitable sufrimiento;
para los que han lanzado
desde el alto sentido -Federico y Octavio,
Biedma, Orozco, Celaya...-cañonazos y bombas
de humana poesía; (porque benditas sean
las horas, Pepe Hierro,
benditos los momentos,
                       Gamoneda,
en que te leí y sentí cómo mi piel
escapaba hacia tu idioma
                              y se me enamoraba).

(***)

Hasta palabras nORIa
donde giran los asnos

                y fluye el río.
Palabras nerviosísimas de hipérbaton
y hormigas. Palabras
ilegales
que llegan a mis
                                   acantilados.

Palabra
te respiro
te bebo
te seduzco
te amo
te penetro
te traiciono,
        regreso
y tú me esperas

me acuestas en tu pecho
de epopeya

y me hablas :

domingo, 10 de junio de 2012

En la boca del alma


Como otra tarde más
caída
de los dominios
de la costumbre,
habito aquí,
bajo este sol
que ya se apaga,
el canto de algún pájaro
a lo lejos,
y un poco de jazmín
en la solapa
de la habitual melancolía.
Aquí,
siempre
la noche
y esos negros caballos
sospechosos
que beben en mi ser
tan mansamente,
pero no tornarán
a la sed que me dejan.


(C) Aurelio González Ovies
Nadie responde
Voz: María García Esperón
2012

sábado, 9 de junio de 2012

Siempre traían sombrilla


SIEMPRE traían sombrilla

y maletas y perchas y los coches

muy limpios.

Veraneantes puntuales como junio.

Entraban en la casa, abrían

los balcones,

sacudían las colchas

y enseguida se iban a tomar el vermú

con un aperitivo

-qué palabras más raras-

y a jugar al parchís, a la sombra,

debajo de la parra.

Los muchachos comían, ansiosos,

gran parte de los días

en mi casa,

preguntando por qué había tanta fruta

en nuestra mesa

y potas con comida,

si mi padre era un simple

conductor

del camión de la basura.

-Y a mí qué me importaba!-

A finales de agosto,

a mi madre le daban muchas veces

las gracias.

Un año me dejaron el pájaro

y la jaula.

El pueblo oscurecía muy temprano

y caía la lluvia.

Desprendía su humo la tristeza.

Calor. Tierra mojada.

Al alejarse, las bacas de los coches

apiladas de bultos y de magia.


Me quedaba el invierno.


© Aurelio González Ovies
Nada 

domingo, 3 de junio de 2012

Entonces la inocencia


                                                   Para Nori                                                  

Entonces yo metía la soledad en botes
y bajaba rodando por los prados en cuesta
y disecaba insectos en cajas de cerillas
y entendía la muerte como el final de un cuento
y esperaba la lluvia con las botas de goma
y me hacía feliz estrenar las libretas.

Entonces me escapaba muchas tardes de casa
y subía a los pinos y vendía las piñas
y nunca había visto de verdad girasoles
y me parecía lejos lo que estaba muy cerca.

Entonces me sabía entero el Catecismo,
pero no me gustaba tener que entrar a misa
y estrenaba por Pascua sandalias y bombachos
y estrenaba en Difuntos pantalones de felpa.

Entonces ya admiraba qué libres son los pájaros
y no quería ir siempre por los mismos caminos.

Entonces no me daban respingo las noticias
ni asco los gusanos ni miedo las culebras
ni angustia ningún peso.


© Aurelio González Ovies
Nada