viernes, 27 de julio de 2012

Algún día se posarán los pájaros a cantar


Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra
Miguel Hernández


Algún día se posarán los pájaros a cantar
en tus brazos,
a descubrir que somos los náufragos del tiempo,
los herederos de una canción de amor
que se escuchaba en las brumas del norte.

Esta es la última primavera que estaremos juntos,
ésta es la última parada que precede al recuerdo,
éste es el tren que sale de la vida
a cada siempre en punto,
ésta es la noche que nos queda para romper en hijos.

Te irás y yo me iré,
pero te llevaré, te llevaré conmigo,
te enterraré conmigo a la sombra de un roble
milenario
y allí tendrás pastores que cuiden tus cenizas
y verás la oquedad montañas
y te despertarán los gallos de los dioses.
Todos los lenguajes quedarán sin tu nombre
y entonces las palabras brotarán en los prados
y arrancarán tus sílabas deshojando te quieros.
Hay alguien en el viento que recoge tu semen
y lo esparce a lo lejos. Hay alguien
que prohíbe tu mortal hermosura.

Te irás como una hora de labranza
dejando surcos llenos y un retorno.
Te irás como un camino hacia las estaciones.

Has sido tantas cosas que quedarán vacíos los sonidos
y morirán los números.
Pero estarás conmigo,
te encontraré un paisaje donde tus ojos crean
que la muerte es la vida en otra parte
con el mismo manzano, la misma casa al norte,
los mismos rostros gratos y el mismo perro.

Algún día los ríos terminarán enteros en tu boca
y molerás de nuevo esa nostalgia que madura en agosto
entorno a los maíces y a las romerías.
Tendrás jóvenes llenos de salud
que adorarán el árbol y encenderán sus fuerzas
en las paganas noches de solsticio.
Tendrás enamorados
y bueyes que carreten su ajuar a otro destino
y bosques silenciosos
y casas encaladas con sus cuadras, su estiércol
y su niño comiendo el primer bocadillo.

Te llevaré conmigo
a una lluvia que caiga sin rozar los balcones
a que se asoma el tiempo
para decir el nombre del que ha sido elegido;
a una noche estrellada
donde sobren los faros y te vean los barcos
desde la lontananza.

Esta es la última vez que te veo llorar
sobre la historia.


(A quienes quiero, ellos lo saben)


lunes, 23 de julio de 2012

De tarde en tarde


De tarde en tarde quiero que vengas
a decirme algo,
por ejemplo, que existes y sabes que existimos,
que la vida no es todo tirar hacia delante
sin pararse a pensar
eso que ya no somos ni seremos ni hemos sido.
Porque ¿a veces no te ocurre
que has sentido una voz, un rostro, un gesto
y se te abren los brazos... y es el recuerdo?
¿Conocías a José, Rosario, Inés..? Se han muerto.
Tampoco están, tampoco,
ni Gruñón, ni el silencio amarillo de tus dalias,
y el mar desde tu casa se ve un poco más viejo.
También yo he envejecido:
mi voz, mi andar, mi cuerpo...
Pero la vida es esto, ya se sabe:
soñar que hay siempre tiempo
para olvidar que uno puede ser atrapado en el intento.

(Para Mª Sol, desde su pueblo)

viernes, 20 de julio de 2012

Era el olor a lluvia



Era el olor a lluvia y una cierta tristeza. No había nada
más que una luz hermosísima entre los maizales.

He vivido bastante.

Agosto: campos segados y atardeceres lentos. Caminos ya
muy viejos, campesinos, moras muy dulces, tordos,
manzanilla.

Morir ahora sería echar a andar y dejar atrás este momento, su belleza.


© Aurelio González Ovies
Con los cinco sentidos
Marian Suárez Aurelio González Ovies
Cuadernos FÍBULA de Poesía
Avilés, 1997
Voz: María García Esperóon
Música: Preludio, Chopin, Einaudi.
MMXI

miércoles, 18 de julio de 2012

L'ultimu veranu



¿Alcuérdeste? Les andarines taben a puntu
marchar yá. Y entovía nun viniera nin siquiera
una gracha. Setiembre llegó fríu, cayó
una granizada. Fue l'añu que la vida
nos llevó tantes coses. Fue l'ultimu
veranu que contiamos estrelles y baxamos
en bici a bucear a la rampla. Fue l'añu
en que la vida empezó a ser verdá.