lunes, 28 de marzo de 2011

Cuando la historia da fe de la grandeza, musicado por Rafa Lorenzo


Cuando la historia da fe de la grandeza
y la grandeza es lema de sí misma;
cuando la tierra es de tan noble raza
que se agruma con gesto de pepitas,
no hacen falta papel ni testimonio
que verifiquen lo que ve la vista.

Cuando el propio relieve se empeña
en defender los lindes de una villa,
y fueron tantos los pueblos y los reyes
que encastraron aquí su biografía,
con batear un poco tu pasado
destella tu prestancia todavía:

Ahí están tus mansiones señoriales,
los gloriosos escudos, las familias
que llevaron el nombre de Tineo
a lo largo y a lo ancho de la vida.
Ahí están tus parroquias artesanas
de tu estirpe vaqueira y campesina.

Y ahí tu empeño en seguir siendo Asturias
y en mantener tus casas encendidas;
y en conservar tu esencia y afamarla
aunque sea con 'tseite' y con nabizas.
Y en reafirmar las bases de tu dolmen:
la agricultura y la ganadería.

Por eso hay escritores que aún te escriben
y poetas que jamás te olvidan;
por eso hay pintores que aún te dibujan
y cantores que siempre te musican.
Porque eres de los grandes el segundo,
en ayer y en hoy y en geografía.

Texto: Aurelio González Ovies
Musicalización e interpretación: Rafa Lorenzo

Imágenes
Luis M. Lafuente
Jesús S.G.
Jorge Del Prado
Abel Paredes
Elosoenpersona
www.laspain.com


Realización:
María García Esperón
(Con mi agradecimiento a Joaquín de la Buelga)


MMXI

domingo, 27 de marzo de 2011

¿Dónde el tiempo?


Me confunde esta luz de primavera con que se extinguen los meses de febrero y marzo. Me confunden las estaciones, los días y los años. La prontitud con la que todo se posa y vuela de mis manos. La distancia que me acerca o la cercanía que me aleja a quien soy, a quien he sido. Vivo en mi confusión, lo confieso. Lo que es hoy me suena muy desconocido, muy apremiante, lo que se vuelve ayer me parece muy indeterminado. Deambulo entre el vacío y la ceniza, entre lo desconocido y lo transitado, y sin embargo, tengo la certeza de que nada, en ese camino entre lo andado y lo inexplorado, nada me ha reconocido como suyo. ¿Nada? ¿Cuánta verdad cabe en nada? ¿Nada es vacío; todo lo que acontece es, al fin y al cabo, nada?

¿Dónde el tiempo? ¿Cuándo empieza, cuándo nos acaece, cuándo termina? ¿El olvido y la ausencia son tiempo? ¿Hay tiempo en los espejos o en las corrientes o en las sombras; o tan sólo transcurre a ritmo humano? ¿Por qué nos duele el tiempo si apenas nos atañe, por qué nos hiere? ¿Si dispusiéramos de más tiempo, de todo el tiempo, entenderíamos el amor de igual manera; esperaríamos con igual intensidad; nos afanaríamos en idénticas torpezas; erraríamos tan a menudo; mataríamos tan ligeramente? ¿Dilata el tiempo? ¿Por qué el tiempo en el dolor y en la tristeza sobreviene tan largo, tan disperso; por qué el tiempo del sufrimiento se desliza tan lento y tan abandonado? ¿Es tiempo el hielo, cómo contar su detención, cómo medir sus lapsos?




¿Era yo aquel muchacho que hace tan poco ¿poco es mucho? andaba por los prados, descalzo e impreciso, enamorado de grillos y libélulas? ¿Soy yo aquél que camina de la mano de una mujer gordita y no muy alta, que sentía pavor por culebras, en busca de moras y de manzanilla? ¿El que ayuda a su padre, casi todos los domingos, entre cotón y grasa, a reparar motores y limpiar piezas, era yo, lo soy? ¿Soy yo ése de la raya al lado, el que lleva unas galletas de coco en la cartera y se dirige a la escuela como quien va a un suplicio? ¿Es el mismo viento el que me despeina, las mismas nubes las que cruzan desesperadas el cielo de esa mañana de mayo? ¿Es algo lo mismo, alguien siempre él mismo?

¿Quién canta, como desde muy allá pero aquí, a mi lado, 'agora non, mio neñu, agora non' y me acoge en su regazo y me acaricia el pelo? ¿Son tiempo de verdad, tiempo otra vez, tiempo nuevo los espacios que nutren los recuerdos; o acaso recordar es, a fin de cuentas, desperdiciar el tiempo real? ¿Realidad y tiempo coinciden, se corresponden? ¿Hay realidad al margen del tiempo? ¿Lo que ya no recuerdo para qué ha sucedido, qué volumen ocupa en los relojes de mi dimensión? ¿Cuánto mide un año; cuántos centímetros median entre la actualidad y el después? ¿Quién dice mañana, a qué amplitud se refiere? ¿Ayer depende de una noche? ¿Una sola noche nos separa definitivamente de todo este presente? ¿Qué cortedad determina el presente, cuánto pesa, cuándo pasa?

¿Por qué persigo en los sueños el tiempo consumado, por qué retorno una y otra vez y siempre a mis muertos y los contemplo y veo cómo suben, plácidos, eternidad arriba, con sus perros antiguos, y observo cómo abren las puertas de su casa, y los llamo y me escuchan y vienen hacia mí con sus brazos abiertos, sonriendo, con salud y ropas de humo? ¿Soñar es también tiempo? ¿Permanecen en mí, más dentro, los sueños en los que acaricio ilusiones, son más míos que todo lo que pretendí atrapar inútilmente?

Sé muy poco del tiempo. Apenas nada. Conozco su erosión, su fuga, sus lesiones. Con un paso desde ahora hacia adelante llego al futuro, que no es más que un escaso momento, un ya y un nada; un paso hacia atrás ya no es viable, menos que después, menos que nada... (La Nueva España, 26-03-08).

sábado, 26 de marzo de 2011

La Caravana del Verso y la poesía de Aurelio González Ovies


Video streaming by Ustream


En el recital "El Verso que no cesa", de La Caravana del Verso, presentado el 11 de marzo de 2011 en el Auditorio del Colegio La Salle a propósito del 24 aniversario de Radio Ujo, en Asturias, algunos poemas de Aurelio González Ovies fueron recitados por Joaquín De la Buelga y Felipe Prieto en la segunda parte del espectáculo, llamada "Hijo de la Tierra".
 El cantautor asturiano Rafa Lorenzo cantó "Cuando la historia da fe de la grandeza", y Laína Cores interpretó las canciones asturianas intercaladas en "El glayíu la gaita"


Foto: Catamaram

PARTE II: “HIJO DE LA TIERRA”

Minuto 29: Presentación del poeta Aurelio González Ovies
Interviene: Joaquín de la Buelga

Minuto 31: Poema: “Vengo del Norte” (Aurelio González Ovies)
Recita: Joaquín de la Buelga

Minuto: 34: Canción: “Cuando la historia da fe” (Aurelio G. Ovies)
Canta: Rafa Lorenzo

Minuto 37: Poema: “Varines de volador” (Aurelio González Ovies)
Recita: Felipe Prieto

Minuto 40: Canción: “Elogio del oso pardo” (A. Camín)
Canta: Rafa Lorenzo

Danza 3ª
Baila: Sandra Risueño

Presentaciones-Agradecimientos-Despedida
Interviene: Joaquín de la Buelga

Minuto 48: El glayíu la gaita
Intervienen: Felipe Prieto, Joaquín De la Buelga, Laína Cores y Rafa Lorenzo


Felipe Prieto, Joaquín De la Buelga, Rafa Lorenzo y Laína Cores

miércoles, 23 de marzo de 2011

Me entristece el mundo


A Tuli

Me entristece el mundo.
Ya nunca más podremos ser jóvenes,
mirarnos con vergüenza
mientras estamos solos,
indagar en la noche el sabor de la niebla;
ya nunca más investigar tu cuerpo
cuando el sol te recorre como una lagartija
o conquistar las playas o abrazarnos
un segundo apenas sobre los cuchicheos
de las olas.
Qué pronto llega todo, qué pronto escapa,
sobre todo,
la belleza de estar viviendo a gusto,
de imaginarse libre mientras cruje el verano
y poder darte un beso más tarde de las once.
Y bordear tus rasgos
con la cintura azul de una genciana;
sobre todo, qué pronto muere el cuerpo.
Sí que me entristece
ver la luz reflejada en las tardes del agua
con forma de canción
o preguntarse a veces
donde os habrá esparcido el aullido del faro.
Es difícil palparse las estrías
y no acordarse un poco
de vuestra voz tostada como la adolescencia;
desenvolver un año encima de la mesa
y barajar a medias la nostalgia
y entrar en los perfumes
y marchar vida atrás por un domingo
en que no habita nadie
más que el viento.
Es verdad que me entristece,
que después de haber roto los recuerdos,
las cartas que escribíamos,
miramos si es posible
reconstruir la ausencia, los pliegos
en que hablabas
de no sé qué concierto
o el cierre del bar de los acantilados
donde siempre acudíamos a última hora.
Es verdad que me duele vuestra mirada turbia
de queimada y tabaco,
que mi puño se enrosca
como una caracola con el rumor
de vuestras carcajadas.
Y me entristece el mundo y más que nada
comprender tan así
que solamente somos un tópico
que oculta la rapidez del tiempo.

martes, 22 de marzo de 2011

Amárrate el pañuelo como en los días pasados


XIV

AMÁRRATE el pañuelo como en los días pasados,
para que nadie ignore nuestro origen
y canta la corriente del río hasta que el sol
se oculte.
Somos los campesinos de la aurora,
los habitantes del poblado que da forma a la lluvia,
los dueños del aliento de la leche
y la frescura femenina de los cántaros.

Es tiempo de sembrar la voz que falta,
es tiempo de enterrar el hambre para siempre,
es tiempo de cocer el barro que nos hunde
en la memoria.
Ella podrá deciros los secretos del fuego
y la blanda leyenda del adobe.

Ella viene conmigo como la azul puntualidad
de las mareas
y romperá en espuma tan pronto como el beso.

Vengo del Norte,
de los brazos comidos de una generación enferma
como la misma muerte,
de las canteras del olvido,
de la simétrica antigüedad de los helechos.
Pero llego al fin,
con la esperanza tierna que apetece en los panes,
con el sabor a tierra que define los cuerpos,
con el escalofrío de la sangre.
Vuestras bocas reventadas
nunca más añorarán la gratitud del agua
ni el refrescante rumor de los cerezos.
Yo también sé cómo gritan las hembras
cuando paren criaturas malditas.
Llorad ahora. Ahora. Nunca os abandonaré,
nunca veréis a esos seres queridos
comidos por las moscas,
nunca estaréis tan solos como el suicidio.
Nunca. Mi palabra es promesa.

Vengo del Norte;
parece que fue ayer cuando caía el sol
en la cal de mi ausencia.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Extraña posición


No es éste mi lugar, canta
en la ciudad un pájaro.
¡Qué extraño! ¡Qué hora más menguante
en medio de la vida! ¡Qué mañana
tan cortamente larga!
¡Qué vacío entre la multitud!
¡Cuánto cansancio, cuánta desilusión!
La luz es nueva, el día está empezando,
un tordo, escondido en los álamos,
me mira temeroso y canta.

No es ésta mi ciudad, ni yo soy éste
tan fuera de sí mismo,
tan a su espalda, tan solo,
tan distante,
                   tan vacuo, tan distinto.

Nunca he llegado a mí,
no me he parado a conocerme un poco,
no me he mirado nunca
frente                                   a frente.

No me libré de equivocarme en vano.
No me he sabido comprender.
No me he tratado con cariño.
No me he sentido jamás libre.
No me he esperado con ilusión
ni asombro.
No utilicé cuando debiera el no.

No es éste el yo que pretendí. No soy mi este yo.
Desde mí hasta mí avisto tantos kilómetros
como hasta los muertos.

Sus últimas palabras que recuerdo


Ella siempre llegaba. Siempre estaba. Siempre podía poder. Siempre podía. Desde que yo salí de su profundidad, partiéndola de dolor, rasgándole la juventud y cargándole la vida, nunca más se encontró ni lejos ni incapaz ni muy cansada. Mi madre, aunque no pudiera poder, siempre pudo. Pudo traerme al mundo, pudo llevarme dentro, pudo pararme el llanto, pudo peinarme siempre, pudo dormir con hambre, pudo inventarme pan. Pudo estar muchos días sin agua y sin deseos, pudo darme de beber siempre, pudo enseñarme a desear. Pudo con el silencio, pudo con la verdad. Pudo estudiarme y pudo estar y estar y estar.

Siempre alerta y en mis proximidades, a todas horas esperando para entregarse, ofreciéndose a ser, espolvoreando calma, desprendiendo voluntad, propiciando alas y opinándose suelo, tejiéndome jerséis y pasos firmes, abriéndome puertas y cerrándose ocasiones, ahuecándose, día a día, para revestirme con su 'llenitud' tan inmensa como sencilla. Yo fui creciéndome y apartándome, siguiendo uno de los muchos ramales de este camino único. Y ella, como un principio y como un final, se mantenía en vela, 'entretenida' con alguna de sus tantas dedicaciones, hasta escuchar el ruido de las llaves y servirme la cena; aguardando la llamada, al otro lado del teléfono, atenta a las peticiones, decidida a presentarse, a estar conmigo 'ya, ahora mismo, de repente, sin perder ni un momento o enseguida', a hilvanarme un cálido 'no te preocupes, eso no es nada, verás cómo se arregla'.

Jamás dejó de poder ni en las noches de fiebre, ni en las fechas cruciales, ni en los peores días. Nunca renunció a hacer por poder. Sin embargo, aquella tarde en la que apenas me escuchaba, pero aún podía sentirme y me oía, cuando le pregunté: '¿cuándo quieres que vuelva?', sus últimas palabras, como desde muy lejos, como quien está yéndose inconsciente de su partida, pero consciente de que ya no habrá vuelta, como desde un sueño insondable, como pudiendo sin poder..., sus últimas palabras susurraron: ven cuando tú tengas tiempo, cuando tú quieras, cuando tú puedas.

lunes, 14 de marzo de 2011

Desde el viento hasta aquí


Vengo del Norte XIII

DESDE el viento hasta aquí hay tantas leguas
como a la capital del infinito.
Mi casa está muy lejos de los rumbos
y ya nadie la habita más que el tiempo.
Vengo desesperado;
esta es la soledad, mirad sus ojos
llenos de agua,
mirad sus manos de abandono.

No renunciéis jamás a vuestra sangre
porque moriréis rabiados como un perro.
Nunca veáis la envenenada piel de la conciencia.
Creed en ellos,
en los que os dieron leche
y quedaron escuálidos,
en los que os dieron voz
y se quedaron mudos,
en los que os dieron pan
y no comieron,
en los que al veros felices se fueron alejando.
Creed en ellos
y no escupáis nunca encima de sus nombres.

Vengo del Norte,
de la isla de los desaparecidos,
de la locomotora del olvido,
de los abedules de la melancolía,

de los antepasados del saúco.

No tengo nada más que una experiencia en flor
que nevará enseguida
y una voz en plural como los ecos.
Ayudadme a sujetar las uñas de mi vida
y a descargar las dudas que me arañan.

jueves, 10 de marzo de 2011

"El verso que no cesa" en Ujo, Asturias


Para celebrar el 24 aniversario de Radio Ujo, en Asturias, este viernes 11 de marzo a las 18:hrs. en el Salón de Actos del Colegio La Salle, la Caravana del Verso que dirige Joaquín de la Buelga ha preparado "El Verso que no cesa", un recital al que no es necesario poner calificativos, simplemente imaginar un recorrido por los versos de tierra y humanidad de Miguel Hernández y de Aurelio González Ovies, a través de las voces de Joaquín de la Buelga, Felipe Prieto, Rafa Lorenzo y Laína Cores, y de la danza de Sandra Risueño.


PARTE I : “PASTOR Y POETA”

Presentación
Interviene: Joaquín de la Buelga

Danza 1ª y Canción: “Si se calla el cantor” (H. Guarany)
Baila: Sandra Risueño / Canta: Laína Cores

Poema: “Me tiraste un limón, y tan amargo” (M. Hernández)
Recita: Felipe Prieto

Poema: “Todo está lleno de ti” (M. Hernández)
Recita: Joaquín de la Buelga

Canción: “Nanas de la cebolla” (M. Hernández)
Canta: Laína Cores


PARTE II: “HIJO DE LA TIERRA”

Entradilla
Interviene: Felipe Prieto

Poema: “Vengo del Norte” (Aurelio González Ovies)
Recita: Joaquín de la Buelga

Canción: “Cuando la historia da fe” (Aurelio González Ovies)
Canta: Rafa Lorenzo

Poema: “Varines de volador” (Aurelio González Ovies)
Recita: Felipe Prieto

Canción: “Elogio del oso pardo” (A. Camín)
Canta: Rafa Lorenzo

Danza 3ª
Baila: Sandra Risueño

Presentaciones-Agradecimientos-Despedida
Interviene: Joaquín de la Buelga

Poema: “El Glayíu la gaita” (Aurelio González Ovies)
Recitan: J. de la Buelga-Felipe Prieto / Cantan: Laína Cores-Rafa Lorenzo

Danza 2ª
Baila: Sandra Risueño

miércoles, 9 de marzo de 2011

Qué del amanecer


QUÉ del amanecer
si fusilan la noche.

Qué trenes rasgarían el himen
de la aurora.

Bajarían las roldanas
del
crepúsculo
a por luz a lo incierto.

Llevarían los gitanos sus carros
estampados
a otra margen del río.


Cruzarían los relojes sus acueductos
curvos. Arrancarían sin gallos
las máquinas del alba.

Volvería Odiseo tan viejo a su palacio.
Sentiría Machado ladrar a los mastines
cerca de sus romances.
Decidiría Alfonsina encontrarse aquel día

mar adentro.

Cómo sería el amor
sin despertar y verse dulcemente
abrazado.

Vendrían los panaderos con sus hogazas
tiernas. Destilaría la alborada
en los versos silvestres. Penderían
las
gotas
de sus limpias
metáforas. Sería
capaz el hombre de acariciar
tan suave
como roza el frescor
al despertar los campos.

Cómo se pasaría de una tarde
a otra tarde. Por qué atajo
de frase, por qué túnel de verbo.

Qué pensaría el mirlo al no oír
la mañana.

Cómo sabrían del eco las consonantes
jóvenes.

Podrías mirarme a oscuras
y comprobar,

a tientas,
que, aunque fuera una sombra,
te amaría lo mismo que te quiero.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Hoy estarán los dioses maldiciendo su nombre


XVII

HOY estarán los dioses maldiciendo su nombre.
Hemos aprovechado la media noche
para salir del mito a oscuras
como el pecado.
No tenemos nada. Nuestros cuerpos desnudos
y la palabra en fuga.

Venimos decididos a ser los habitantes
de las brújulas,
la huella interrogante de los desorientados,
la onda que delira en la fiebre del agua.
Hoy estarán los dioses desangrando su nombre
y una estirpe sin ojos surgirá de la lluvia.
Desde entonces veréis solamente lo incierto.

Vengo del Norte,
de la recolección de los fracasos,
de la prisa milenaria de la aurora,
de las desilusiones del poniente.

Si nos dais cobijo,
ella tendrá el augurio de las constelaciones,
será la mujerluna de la palabra cielo,
guardará la orfandad de la palabra alma.

Quisiéramos quedarnos en este amor vallado,
acariciar la vida templados como un clima;
quisiéramos amarnos al norte de la bruma
y dormir unos siglos en vuestros lechos blandos