Voluntad de la luz,
pósate en estos ojos
que me miran
como quien nunca ha visto
la salud tan de cerca.
Ilumina esta boca
acostumbrada
al oscuro alimento de la angustia.
Empapa estas facciones
parecidas
al gesto de la sed sobre la tierra.
Voluntad de los hombres,
erradica, tú puedes,
el aspecto infantil de las viejas
torturas,
la rigidez autóctona de estos semblantes
propios de la muerte,
la carne perfilada con las gamas del odio
y la vergüenza.
Tú que puedes, voluntad
de los hombres.
Son humanos aunque no se asemejen.