Volverás en verano
y encalaremos juntos la fachada del tiempo.
Aquí todo envejece a ritmo campesino
y te echamos de menos cuando tus rosas
revientan como un tiro de sangre.
Todos los días del año son los más oportunos
para añorar al ser que nos ha abandonado.
Pero tú volverás;
yo sé que te apetece escuchar las rodadas
de la infancia entre la manzanilla;
yo sé que tienes ganas de entender
qué dicen las gaviotas cuando rompen el sol a picotazos;
pero tú volverás
porque han puesto autobús para llegar al nunca,
porque el pueblo se queda poco a poco,
porque quiero cambiarte unos cromos del llanto,
porque te necesito para labrar el frío.
Volverás a esa hora temprano
y los niños irán ya a la escuela en pantalones cortos
y te diré en secreto por qué cantan los gallos
y te llenaré un libro del olor de las cuadras.
Volverás porque, a veces, si nos falta algún rostro
el pasado es reciente a cada siempre.